Reseteamos la cuenta regresiva a cero nuevamente. Un nuevo comienzo arranca al aterrizar en el Aeroparque Jorge Newberry y otra fresca aventura poreña abre delante mio.
Provisionalmente estoy de vuelta para ayudarle a Benito con la edición de la película pero despúes de nuestra primera reunion dudo de lo cuanto me va a bancar y lucho contra mi instinto que comienza a creer que nada va a salir de esta avenida. Mientras sigo empujandole a darme la milagrosa apertura al cinema que tanto quiero hoy día hay que mantenerme racional y considerar otras oportunidades. Que suerte que Matt tiene contactos afuera de ese grupo y ya tengo una pista para laburar con David Garret, un entrepreneur Yankee que vive en BA. Es probable que tome muchos tazos de café acá...
Me levanto hoy, refrescado, con ganas, y salgo a la calle a buscar habitaciones. Necesitaré donde vivir si de verdad me voy a instalar en esta puta ciudad hermosa.
Como siempre he creido me siento muy cercano al ave fenix viviendo así, volviendo a nacer en formas distintas y (lamentablemente) quemando los rastros del pasado para subir de las llamas hacía arriba. Este estilo de vida me invigora pero la genética de mi madre asegura que no son pocas las mariposas atormentando mi estomago mientras choco de un encuentro a otro. Es un tiempo de incertidumbre pero tambien de esperanza. Vuelvo a los viejos habitos en tales situaciones: trato a no obsesionarme con el pasado, a tener un régimen de ejercicio que me ayuda a funcionar, a pensar positivamente, y a ser simple, más zen, en mi vida cotidiana.
Esperamos los resultados con un creciente ansiedad...
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